viernes, 3 de junio de 2011

Capitulo XV: EL "ROL" DEL AUXILIAR PSIQUIATRICO EN LA PSIQUIATRIA COMUNITARIA 1980

    Hay que partir del hecho de que el hospital psiquiátrico, el manicomio, no surgió históricamente como una institución sanitaria destinada al tratamiento de los denominados enfermos mentales, si no que desde siempre fue, y sigue siendo en gran parte, una institución creada para controlar y recluir a determinados individuos con conducta socialmente desviadas, un lugar para la exclusión de la locura, para su neutralización y corrección. Su función primordial ha sido tradicionalmente la de custodiar y asilar a los "enfermos" que le eran enviados desde la sociedad. Y para vigilarlos, disciplinarlos y cuidarlos, dentro del manicomio, se creó la figura del "enfermero", "cuidador" o auxiliar psiquiátrico, una profesión intrínsecamente vinculada a la vieja praxis manicomial, por lo que aún se mantiene fuertemente impregnada de connotaciones represivas y regresivas.
  
   La cuestión esta en ver si estos auxiliares pueden ir progresivamente abandonando sus viejas funciones y ocupaciones, y si su experiencia indudable en el trato con los enfermos, y sus familiares, pueden aprovecharla en beneficio de la curación, de la rehabilitación y de la reinserción de los pacientes, invirtiendo casi por completo el sentido dé su trabajo.
   Se trataría de que las actividades de los enfermos adquiriesen una entidad terapéutica. Y así por ejemplo, dada la permanencia y la continuidad de su presencia en la vida cotidiana de los internados, y la atención que prestan a su cuidado corporal, los enfermos podrían asumir funciones de animadores socioterapeuticos y monitores de actividad, de movilización corporal, en la laborterapia y de mediadores y traductores en las asambleas, en las reuniones de grupo, en las entrevistas familiares, etc. Para que esto fuese posible, tendría que mejorar la calidad de las relaciones entre enfermería, propiciando reuniones conjuntas en las que los auxiliares puedan opinar libremente y participar en la discusión de las estrategias terapéuticas desculpabilizandolos del saber que poseen pero que a menudo no se atreven a exponer en el marco de unas relaciones excesivamente jerarquizados. Es decir, seria preciso trabajar en equipo.

   La psiquiatría comunitaria implica necesariamente el progresivo desplazamiento del eje de la asistencia desde el manicomio a la comunidad, en donde emergen los problemas psiquiátricos y en donde, por tanto, estos pueden ser tratados de un modo mas satisfactorio e integrador. El enfoque de la asistencia es radicalmente opuesto al tradicional. En la práctica de una psiquiatría comunitaria, desarrollada y consolidada, el paciente recibe la atención terapéutica de un equipo multidisciplinario, preferentemente fuera del marco de la institución psiquiátrica en el marco social de su vida habitual, en el C.S.M., en u domicilio, en su lugar de trabajo en su barrio, en su pueblo, etc.. Esto significa que el equipo necesariamente ha de adoptar ante el paciente una actitud y una estrategia diferentes a las tradicionales, contando con él y con su activa colaboración, considerándolo como una persona a la que hay que comprender para poder ayudar, valorando y haciendo participar en cierto modo el contexto social del paciente en el esfuerzo terapéutico. Atender al paciente fuera del marco de la institución, en su medio habitual, significa hacerlo junto a sus familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, contando con los servicios sociales existentes en la comunidad, con médicos de cabecera, etc.. Se prescinde del tradicional aislamiento del enfermo y ante él es preciso renunciar a cualquier tipo de medida coercitiva.
  
   La capacidad del auxiliar psiquiátrico para trabajar en la comunidad vendrá dada en la medida en que quiera desvincularse de la estructura manicomial, y pueda hacerlo, en que sepa desprenderse de sus hábitos de vigilante de enfermos y de cualquier actitud represiva o de desprecio diferenciador hacia el paciente, y en que pueda identificarse con él y con su situación en la realidad. No hay que olvidar que el auxiliar vive en la comunidad, integrado en ella, y que procede por lo general de la misma clase social que el paciente y tiene similar nivel cultural, lo que puede posibilitarle una mayor identificación. En este sentido puede tener mas ventajas que otros miembros del equipo.

   Por otra parte, hay que tener en cuente que el trabajo del auxiliar en la comunidad habrá de hacerlo a través del equipo del que forma parte. Si integración en el equipo puede verse dificultada por sus sentimientos de inferioridad con respecto a los restantes miembros del equipo, de mayor cualificación técnica. Por ello habrá que mejorar su cualificación profesional y su preparación técnica, aunque teniendo en cuenta que el trabajo en equipo es por si mismo formativo. A medida que su nivel de integración en el equipo vaya mejorando, la eficacia y el rendimiento del auxiliar psiquiátrico serán mayores.
  
   Las funciones del auxiliar psiquiátrico integrado en un equipo terapéutico que trabaje en la comunidad no han de ser estrictamente delimitadas. Sus actividades serán definidas en cada momento por el equipo del que forma parte y dependiendo de sus capacidades y aptitudes, de su experiencia, de los conocimientos que pueda aportar al equipo, de su integración en el mismo, de la demanda social existente, de los objetivos, de las tareas y de las estrategias del equipo. Su intervención puede particularmente eficaz en la toma de contacte con los familiares y con los vecinos, en las visitas domiciliarias, en las intervenciones en crisis, en la reinserción y seguimientos de enfermos crónicos, etc.

1 comentario:

  1. Como especialista en psiquiatria he pasado por todas las etapas que comentas y me reconforta ver que vamos cambiando la forma de tratar al paciente mental, aunque aqui en Diputacion de Alicante falta mucho para llegar a optimizar recursos, y ayudar a su integracion total.

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